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Cambio climático: dos efectos colaterales

Estresados por el agua

Desde que el vicepresidente del Banco Mundial Ismail Serageldin advirtiera en 1995: “Si las guerras del siglo XX se lucharon por el petróleo, las guerras del próximo siglo serán por el agua”, la situación de la disponibilidad y calidad del vital líquido ha cambiado: hoy está más crítica.

Las causas identificadas desde el siglo pasado, parecen haberse agudizado. La población mundial ha crecido en 3.000 millones, y aunque la tendencia global es al descenso en casi todos los continentes, África enfrenta, desde ya, el desafío de abastecerse de alimentos y de agua, debido a sus altas tasas de fecundidad.

La temperatura de la superficie del planeta, en respuesta a las emisiones de gases de efecto invernadero, marcó récord en 2023, y continúo en alza en 2024, lo dijo el grupo de Variabilidad y Cambio Climático del Barcelona Supercomputing Center (BSC), que había pronosticado para este año una temperatura media anual entre 1,43 y 1,69 º C, más alta, que en los niveles preindustriales.

Aumento demográfico y cambio climático, son suficientes para agravar la precaria disponibilidad del agua, porque, aunque el promedio anual sea de aproximadamente 1,386 millones de km|3, el 97% es salada. El 3% restante, es decir 35 millones de km 3, es agua dulce, sin embargo, el 70% de esta, tampoco es para el consumo porque está en forma de hielo, nieve y glaciares.

De allí que, para 2050, organizaciones medioambientales hayan vaticinado un incremento de entre 20 y 25% en la demanda de agua, lo que significa en términos de estrés hídrico, que el 100% de las poblaciones del Medio Oriente y África, se enfrentará a un pico en este periodo, con graves consecuencias para las industrias, los consumidores, e incluso, para la estabilidad política.

La disponibilidad y calidad del agua, son factores clave en la calidad de vida de las personas, explica Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, porque su escasez acentúa la pobreza, provoca privaciones sociales, impide el desarrollo y crea tensiones en regiones conflictivas.

Sin importar si el mundo alcanza el objetivo 13 del milenio de controlar para 2100 las alzas de la temperatura global entre 1.3 °C y 2.4 °C, otros mil millones de personas podrían verse afectadas por estrés hídrico extremo. La agudización del desabastecimiento de este recurso es un desafío global por sus efectos secundarios en las relaciones entre los países más pobres y con una demografía en aumento, que impacta en las migraciones y aviva los conflictos armados.

Ban Ki-moon, es optimista cuando expresa: “todavía hay suficiente agua para todos nosotros, pero solo si la mantenemos limpia, la usamos prudentemente y la compartimos equitativamente» …


Por las nubes

Se dice que cada acción tiene su reacción y haber liberado, durante más de un siglo, gases de efecto invernadero a la atmósfera, tiene consecuencias. La más grave para el transporte aéreo es el cambio climático que modifica las corrientes de aire por donde circulan las aeronaves produciendo turbulencias, un fenómeno que se ha venido incrementado en 55% en los últimos 45 años.

Se conoce que las pérdidas repentinas de altura han afectado desde 1997 a pasajeros y tripulaciones, como les sucedió a quienes viajaban en un vuelo de Lufthansa en 2023, de Texas a Fráncfort y en otro de Phoenix a Honolulu, de Hawaiian Airlines en diciembre de 2022, con saldo de 20 heridos.  Más recientemente, a bordo del avión Boeing 777-300ER de Singapore Airlines un pasajero murió de un infarto, durante uno de estos eventos.

Con la demanda creciente de este servicio, calculado para 2024 en 4.700 millones de usuarios en todo el mundo, y el peligro que representa para las aeronaves y los pasajeros estos baches, la solución pareciera estar en el diseño de aviones más resistentes y con mayor capacidad de carga de combustible, ya que evadir las zonas de turbulencia implica una maniobra de ajuste de la altitud, que exige mayor gasto de combustible.

Pero más que nuevos aviones, romper este círculo que parece interminable, implica reducir al máximo la liberación de gases de efecto invernadero para desactivar el calentamiento global causante de las turbulencias, las cuales, vaticina un estudio publicado en Journal of Geophysical Research Atmospheres, se intensificarán exponencialmente en el periodo 2050-2080 en todo el mundo.

© 2024. MSc.Luz Delia Reyes

Educadora Ambiental

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