Cualquiera pensaría, y con sobrada razón, que el cambio climático es una verdad irrefutable. Pero no es así. El tema tiene detractores en la política, la economía y la ciencia, quienes se dedican a negar, trivializar y convencer a otros que es una fábula bien montada con oscuros intereses.
Históricamente la creencia emerge de Charles y David Koch, magnates de los combustibles fósiles y se posiciona con el poder económico y la influencia política que la tercera fortuna más grande de Estados Unidos les permite. Desde la década de los 20, ellos y la petrolera Exxon, han sido los mayores auspiciantes de las organizaciones negacionistas del cambio climático a través de donaciones multimillonarias para eventos y campañas que apoyan y promueven esta presunción.
Para la ONG Green Peace, está claro que la postura abiertamente negacionista de Koch Industries, identificada en 2010 por el Political Economic Research Institute de Massachusetts, como la décima compañía más contaminante de Estados Unidos, está tutelada por sus intereses petrolíferos y químicos. A tal efecto dispone de una muy bien estructurada red de colaboradores dedicados a la producción y diseminación de desinformación.
Son tan poderosos los Koch, que como militantes del partido Republicano, han logrado sembrar la idea de la inexistencia del cambio climático en líderes como Donald Trump. “No me lo creo” dijo, y una vez electo, dio marcha atrás a distintas iniciativas de su antecesor Barack Obama y al informe redactado por 300 científicos de más de 13 agencias federales, que da cuenta de las devastadoras consecuencias del cambio climático en la salud, la economía y el ambiente.
Los negacionistas, no aceptan que la temperatura del planeta esté subiendo, ni que la actividad humana lo ocasione. Por esta razón, determinados a restarle credibilidad al contrario están prestos a criticar y cuestionar por el medio que sea, cualquier iniciativa encaminada a la protección del ambiente de las emisiones de gases de efecto invernadero.
De esa extensa lista extraemos el filme “La gran farsa del calentamiento global”, producido en 2007 por Martin Durkin, donde se expone el criterio de un pequeño grupo de científicos e intelectuales alineados con esta postura, quienes desde su perspectiva afirman que es un “gran fraude” y una “mentira” que el hombre sea capaz de generar un fenómeno de esta magnitud.
Y si las razones de la ciencia resultaran insuficientes, Jim Inhofe acérrimo negacionista del cambio climático, intentó explicarlo a través de argumentos bíblicos en su libro “La más grande de las mentiras: Cómo la conspiración del calentamiento global amenaza su futuro”, tomando del Génesis: “Mientras la tierra permanezca, habrá tiempo de siembra y cosecha, frío y calor, invierno y verano, día y noche”. Lo que significaría que “Dios está todavía allí arriba. La arrogancia de la gente que piensa que nosotros, los seres humanos, podríamos cambiar el clima me resulta indignante”.
Pero a medida que la temperatura y el nivel de los océanos suben, el tono de los negacionistas contra los activistas defensores del ambiente ha ido escalando a descalificaciones y en este campo Donald Trump y Jair Bolsonaro, han demostrado un inusitado talento. En noviembre de 2019, el presidente de Brasil acusó sin pruebas, a Leonardo DiCaprio de haber aportado US$5 millones para incendiar el Amazonas, y atacó a la ecologista Greta Thunberg líder el Movimiento Juvenil Climático, tildándola de “mocosa” (pirralha) .y acusándola de estar haciendo un show en la cumbre climática.
Está claro que dar a conocer todas las posturas posibles sobre un tema como el cambio climático es importante y necesario, pero hay que aceptar que la controversia que esto ha generado, arroja un manto de ambigüedad sobre la responsabilidad de los ciudadanos e industriales del mundo, aupando a quienes Latour denomina “quietistas climáticos” porque liberaría a aquellos que esperan que todo se solucione sin que tengan que hacer nada.
La buena noticia es que el negacionismo, definido como “el rechazo a aceptar una verdad empíricamente verificable” pierde fuerza ante el cúmulo de evidencias indiscutibles y como lo subraya DiCaprio: «a menos que vivas en una realidad alternativa, no hay más tiempo para la negación”.
Msc. Educación Ambiental Luz Delia Reyes