Por Mercurio Sosa
Argentino, ambientalista, escritor y redactor de Revista Ruda
El mes de Julio de 2020 fue el más caluroso de la historia medida.
La quema de humedales, los desmontes, los incendios forestales, son causas de que la temperatura se eleve, que haya menos árboles que conviertan el CO2 en oxígeno, que se mueran las criaturas submarinas, como ya contamos en la nota sobre el blanqueamiento de los arrecifes de coral.
No es un secreto que hay un proyecto de convertir a la argentina en una factoría y un matadero de cerdos. Observando la proliferación y el avance de las enfermedades zoonóticas, no es escandaloso postular que se necesita la deforestación, y la “limpieza” del terreno para crear estos inmensos mataderos al mejor estilo Okja.
También nos comunicamos con la gente de Alianza por el Clima; una ONG que milita por el cambio climático, lucha por la conservación de las áreas protegidas del país, y educa en la concientización del cuidado y la re-educación del consumo para hacer del mundo un lugar sustentable. Ellos nos van a comentar qué es lo que está sucediendo con los desmontes en Formosa, Misiones, Santiago del Estero, Chaco y Salta.
Primero tenemos que ver la perspectiva que atañe al departamento de Justicia. Los desmontes en cuarentena aumentaron, entendiendo que el desmonte es una práctica ilegal, se han entregado permisos para la actividad de desmontes, como si fueran trabajos esenciales, y no solo no es una actividad esencial, como si lo es la medicina, sino que es ilegal. Los desmontes se han hecho sin consulta previa de las comunidades originarias de la zona, aquellos campesinos y lugareños están siendo desplazados.
Desde una perspectiva económica: nosotres denunciamos que durante veinte años, que es desde donde tenemos estadísticas, se desmontaron millones de hectáreas, y esas provincias que desmontaron del Gran Chaco, que son: Formosa, Santiago del Estero, Chaco y Salta; esas cuatro siguen siendo las provincias más pobres de nuestro país. Entonces podemos hipotetizar que al desmonte en ningún momento se lo pudo considerar una práctica progresista. Nosotres denunciamos que esta práctica acrecentó la desigualdad, la gente pobre se volvió más pobre, y la gente rica más rica. Afirmamos que esta predación del medio ambiente es nefasta por ser ilegal y por aumentar la desigualdad social. No hay una proyección a largo plazo, un plan de que esta práctica vaya a generar ingresos económicos, cuando sin embargo han aumentado las inundaciones, y el impacto negativo que ha generado en el cambio climático.
Entendemos que esta problemática tiene un efecto negativo social, ya que desplaza comunidades, les quita su lugar de pertenencia, ese que han habitado por siglos. Con un sistema represivo que pisotea sus derechos constantemente. Es un sistema ilegal, injusto y que viola los derechos humanos. Han habido denuncias a los gobernadores, pero la práctica continúa a un ritmo constante. Nosotres también agregamos a la provincia de Misiones porque en esta cuarentena arrazaron con toda la biodiversidad, y con lo más importante que tienen que son sus bosques, y también a sus ecosistemas que son tan importantes, desplazando a sus especies, que en muchos casos están en peligro de extinción, como por ejemplo el Yaguareté.
Lo que nosotres pedimos es acción inmediata de todos los gobernadores, con nombre y apellido, al ministro de ambiente, al ministro de desarrollo social, y al ministro de agricultura, ganadería y pesca. Finalmente queremos interpelar al presidente de la nación, porque entendemos que ellos son los tomadores de decisión, y son quienes pueden avanzar y plantear esta problemática. Lo que nosotros queremos lograr es un cambio de producción y construir un modelo de producción agro-ecológico. Que se suspendan los desmontes por dos años, prorrogables, como versa el proyecto de ley presentado por Romina del Plá del FIT.
Mientras concluyo con esta nota, entendiendo que la tierra está siendo depredada, puedo agregar lo siguiente. Las tierras que no son ocupadas con factorías ganaderas son utilizadas para sembrar soja transgénica. Esa soja se utiliza para alimentar al ganado, genera un rendimiento mayor pero enferma a los seres humanos, a la tierra y al agua. Como comenté en la nota anterior, todos los pueblos aledaños a las zonas transgénicas enferman de cáncer. Esto es algo ya probado científicamente y cuyo testimonio existe en un documental Desierto Verde de Ulises de la Orden.
En los últimos días, como lo mencioné anteriormente, existe el rumor de que Felipe Solá está cerrando los últimos detalles para que argentina se convierta en una factoría de cerdos.
El gobierno chino tuvo que enterrar vivos a más de 400 millones de cerdos porque estaban infectados con la peste porcina africana. Como ya es de público conocimiento, el COVID-19, una enfermedad zoonótica que se esparció al mundo desde China ha generado una pandemia mundial, y ha puesto en jaque la salud y la economía al rededor del globo. ¿Por qué quiere el gobierno chino exportar su factoría a la argentina? Porque básicamente no quieren enfermarse ellos. No les importa que nos enfermemos nosotros.
No queremos ser el matadero del mundo
El modelo de producción agroganadero es el causante de la quema de los humedales del río Paraná, el causante de los desmontes en el norte argentino. Ahora quieren que seamos una fábrica de cerdos, que van a conglomerarse en espacios mínimos, en condiciones paupérrimas, hasta ser asesinados.
Por lo que entiendo, ni siquiera el aislamiento puede contra los depredadores. Tenemos que organizarnos y exigir un cambio del sistema productivo, ¿Cómo hacerlo? Dejando de consumir productos de origen animal, que sean testeados en animales, o que financien la violencia, con la que algunos sectores, tratan al país en el que vivimos.
Fotos Cortesía: Redaf, Elonce, Infobae
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